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Armenia: Genocidio y Diáspora, exposición en Madrid | Periodistas en Español

La exposición ‘Armenia: Genocidio y Diáspora’, quiere “rendir homenaje a un pueblo que sufrió los rigores de la barbarie sin que la historia le haya hecho suficientemente justicia y que nunca deber…

Origen: Armenia: Genocidio y Diáspora, exposición en Madrid | Periodistas en Español

 

La exposición ‘Armenia: Genocidio y Diáspora’, quiere “rendir homenaje a un pueblo que sufrió los rigores de la barbarie sin que la historia le haya hecho suficientemente justicia y que nunca debería volver a repetirse”, señalan los promotores de la muestra, que se ofrece[1] en la facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid.

Duduk de Sarkis, de Gustavo Bar Valenzuela
Duduk de Sarkis, de Gustavo Bar Valenzuela

Los artistas participantes son los siguientes: Cielo Donís, México, con ‘El rezo más antiguo’ (temple, 2014); Rufino de Mingo, (Escariche, 1953, España), con una ‘Obra sin título’; Pedro Monserrat, España, con ‘Abandonado’, (óleo-papel, 1996); Gustavo Bar Valenzuela, Israel, con ‘El Duduk de Sarkis’ (óleo sobre tela, 2014); Carmen Pagés, (Madrid, 1941, España), con ‘Tríptico’ (técnica mixta, papel pegado en tabla); Francisco Gómez Jarillo, España, con ‘En su recuerdo’ (marmolina, 2016).

Todos ellos han prestado desinteresadamente sus obras para la muestra, que tienen como comisario a Diego Vadillo López. También hay que mencionar a la editorial Mundibook, de quien partió esta idea, tras editar en 2015 el libro de Francesc Hidalgo ‘Hija de la Diáspora’ en el marco de la conmemoración del Centenario del genocidio armenio.

Pese a las vicisitudes atravesadas hasta la consecución de ‘Armenia: Genocidio y Diáspora’ la facultad de Bellas Artes “se congratula de presentar al fin esta magnífica manifestación artística colectiva, motivada por tan amargo y olvidado suceso”.

En esta muestra han colaborado los citados seis artistas plásticos, de reconocida trayectoria aportando sus respectivas obras, sin otro motivo que la condolencia y solidaridad con una comunidad humana (descendiente de una de las culturas más antiguas del mundo) que en otro tiempo fue objeto de una terrible persecución que buscaba su exterminio, de la que sus supervivientes conseguirían sobreponerse, preservando su idiosincrasia, a base de tesón y espíritu fraternal.

Genocidio armenio[2]

Los historiadores estiman que hasta 1,5 millones de armenios murieron a manos de turcos otomanos, un suceso que muchos académicos consideran como el primer genocidio del siglo XX. Fue hace más de un siglo, en abril de 1915, durante la Primera Guerra Mundial. Las fuentes varían desde 600 000 hasta 1,8 millones de víctimas y dos millones de desplazados, al ser masacrados de hambre y cansancio mientras eran deportadas forzosamente por los turcos otomanos.

El genocidio armenio también llamado holocausto armenio (Մեծ Եղեռն en armenio) es reconocido por 29 países. España no lo reconoce pero sí lo han hecho cinco comunidades autónomas, la primera, el País Vasco en 2007 a los que se sumaron Aragón, Cataluña, Navarra e Islas Baleares y siete ayuntamientos, entre ellos, Málaga, Pinto, Mislata, Burjassot y Benalmádena.

Monumento al genocidio armenio en Mislata.
Monumento al genocidio armenio en Mislata.

Hay dos monumentos en España sobre el genocidio armenio que representan un jachkar (literalmente, cruz-piedra en armenio), uno se ubica desde 2010 en Mislata, provincia de Valencia y el otro, desde octubre de 2016 en Benalmádena, provincia de Málaga.

Se calcula que en España residen algo más de 40 000 armenios, instalados la mayoría en Valencia (14 000), Barcelona (12 000) y Madrid (8000).

Naciones Unidas en 1985 y el Parlamento Europeo en 1987 han hecho expreso reconocimiento del genocidio en sucesivas resoluciones.

  1. Desde el lunes 16 de enero al jueves 2 de febrero de 2017
  2. Informaciones sobre el genocidio armenio en periodistas-es.com

La sátira furiosa de Alexandr Zinoviev | Periodistas en Español

En esta ocasión, la fotografía de portada de El Viejo Topo correspondiente al mes de enero de 2017 recurre a una entrevista de hemeroteca publicada en el número 48 de la revista, fechado en octubre…

Origen: La sátira furiosa de Alexandr Zinoviev | Periodistas en Español

 

En esta ocasión, la fotografía de portada de El Viejo Topo correspondiente al mes de enero de 2017 recurre a una entrevista de hemeroteca publicada en el número 48 de la revista, fechado en octubre de 1980, y que tuvo por protagonista a Alexandr Zinoviev (1922), un reputado disidente soviético que no se dejó engatusar por el capitalismo, a diferencia de otros, y que por eso no aceptaba tal calificación para identificarle.

Portada de El Viejo Topo 348, enero de 2017
Portada de El Viejo Topo 348, enero de 2017

La interviú lleva por título La sátira como lógica enfurecida y fue realizada por María Rupérez y Manuel Pérez Ledesma, coincidiendo con la publicación en España de la novela Cumbres abismales, a la que se le otorgó el Premio Médicis en Francia en 1978, y a la que sigió una especie de segunda parte a modo de ensayo: La caída del imperio del Mal.

Zinoviev se caracteriza por una descripción satírica de la sociedad soviética durante los años del stalinismo y breznevismo, no al estilo de otros disidentes sino con una mezcla de concepciones cristianas, resabios anarquistas y escepticismo, difícilmente asumible a ninguna de las ideologías dominantes en nuestra tradición cultural. Su objetivo fue ese: reflexionar sobre esa sociedad en la medida que la comprendió, para que la gente no se hiciera ninguna clase de ilusiones, según sus propias palabras.

Abre el número 348 de la revista un artículo de Samir Amin sobre la elección de Donald Trump, cuyos primeros pasos están desconcertando según el autor a sus correligionarios, con un margen de maniobra que Amin considera relativamente pequeño para proceder a cambios verdaderamente significativos. Su elección constituye un síntoma evidente de la magnitud de la crisis de la globalización mundial. Juzga el autor que las palabras de Trump sobre la política internacional de su país son ahora mismo contradictorias.

Víctor Ríos firma una interesante entrevista con Pasqualina Curcio, economista venezolana y profesora de la Universidad Simón Bolívar, autora de un reciente libro: La mano visible del mercado. Guerra económica en Venezuela. La charla gira en torno al desabastecimiento programado y entiende Curcio que si se tratara de una crisis económica generalizada, Venezuela no mostraría niveles de producción como los que ha registrado desde 2012. Según esta doctora en Ciencia Política, la inflación en su país ha sido inducida mediante la manipulación del valor de la moneda en los mercados ilegales. Sostiene que grandes empresas alimentarias no colocan sus productos en los anaqueles de los comercios.

Pere Alberó escribe sobre Eugène Green, posiblemente el cineasta más singular de cuantos está en activo en estos inicios del siglo XXI, y el profesor de la Universidad George Washington Christopher Britt, autor del libro Quijotismo y otros ensayos sobre las ideologías nacionales e imperiales en España y Estados Unidos, reivindica el legado del esclarecimiento providencial para salir de una edad oscura.

Dos temas más pueden interesar especialmente al lector de El viejo topo en este mes de enero: el discurso de Fernando Urruticoechea con ocasión de haber recibido el Premi Llibertat d’Expressió en nombre del colectivo de interventores y secretarios municipales defensores de la legalidad, y el artículo de Higinio Polo sobre la fotógrafa alemana Marianne Breslauer.

Urruticoechea nos informa al detalle de la corrupción municipal en España, que afecta según él a todos nuestros centros vitales y a todas las instituciones, y para la que no hay otro remedio que el empoderamiento ciudadano y la aplicación de antídotos sociales. Polo nos habla de la exposición de Breslauer en el Museu Nacional d’Art de Catalunya y de la azarosa y corta vida de la fotógrafa, de la que se muestran alguna obras correspondientes al viaje que hizo en 1933 por el norte de España en un lujoso descapotable.