la miserable abundancia

VIVIR NO ADMITE APLAZAMIENTOS

Month: April, 2012

Alain Badiou: “Lo importante es globalizar la voluntad popular”

Alain Badiou: “Lo importante es globalizar la voluntad popular”

Alain Badiou es un pensador que podría llamarse polifónico: ha abordado la filosofía y la política, la historia, el marxismo y la vida contemporánea, pero siempre parece haberlo hecho con la mirada puesta en el presente: buscando los modos en que el pasado puede ayudarnos a construir un futuro mejor. Una semana antes de su llegada a Buenos Aires, Radar (suplemento literario de del diario argentino Página 12) lo entrevistó en París para que desplegara ese mapa de su pensamiento por el que orbitan las revoluciones árabes y el desastre ecológico, el duelo por las revoluciones del siglo XX y la salud del capitalismo, el mercado de las opiniones contra la comunidad de las ideas y, fundamentalmente, el amor como centro de gravedad ineludible a partir del cual comenzar la construcción de una nueva forma de futuro.

Pensar el mundo a la velocidad que va; las revoluciones árabes; el colapso ecológico; el movimiento de los indignados; la crisis sistémica del capitalismo. Pensar también las matemáticas, la poesía; y pensar también lo que no tiene tiempo y nos compromete más que cualquier otra cosa: el amor. Esta es la dimensión polifónica del filósofo francés Alain Badiou. Objeto de adoración o de un sólido cuestionamiento, el pensador francés ha tejido una obra sin concesiones que abarca la filosofía analítica, la matemática, el teatro, la política, la literatura y hasta el amor como temas de una reflexión conectada a la raíz de las transformaciones y trastornos humanos. Su obra contiene una de las críticas más densas y lúcidas contra lo que Badiou llamó “el materialismo democrático”, ese orden mundial donde cada cosa tiene un precio, un interés material final. En pleno siglo XXI, y con los referentes históricos que se conocen, Alain Badiou alega todavía a favor de lo que él define como “la idea comunista”. El pensador francés rescata de esa ideología la “idea de la emancipación de toda la humanidad, la idea de la igualdad entre los componentes de la humanidad, el fin del racismo y de las fronteras”. En esa misma línea, Badiou reintroduce el pensamiento de Marx. Puesto en un cajón con las piedras del Muro de Berlín, Marx regresa hasta nosotros. Las revoluciones árabes lo reactualizaron en el sentido más estricto: el movimiento de las masas hacia su emancipación.

Invitado a Buenos Aires a partir del 7 de mayo por la Universidad Nacional de San Martín, Alain Badiou recibió a Página/12 en su casa de París. En este diálogo, el autor de Elogio del amor expone su análisis sobre los cambios históricos que se desprenden de las revoluciones árabes al tiempo que, en contra de la opinión optimista dominante, destaca que el sistema liberal está lejos de haber abdicado.

La lucha o la oposición contra las modalidades del sistema actual se ha multiplicado y solidificado. Revoluciones árabes, movimiento de los indignados, movilización creciente de los grupos que están contra la globalización, en todo el planeta surgen grupos de protesta. Analizando lo ocurrido, ¿qué les diría usted hoy a todos esos rebeldes del mundo para que su acción conduzca a una auténtica construcción?

–La consigna de antiglobalización parece sugerir que, a través de varias medidas, se puede rehumanizar la situación, incluida la rehumanización del capitalismo. Yo les diría que, para mí, más importante que eso es la globalización de la voluntad popular. Globalización quiere decir vigor internacional. Pero esa globalización internacional necesita una idea positiva para unirla y no sólo la idea crítica o la puesta en común de desacuerdos y protestas. Se trata de un punto muy importante. Pasar de la revuelta a la idea es pasar de la negación a la afirmación. Sólo en lo afirmativo podemos unirnos de forma duradera.

Varios filósofos apuntan el hecho de que los valores capitalistas destruyeron la dimensión humana. Usted cree, al contrario, que todavía persiste una potencia altruista en el ser humano. Usted, por ejemplo, ve en las revoluciones árabes la restauración de la generosidad, de la fuerza colectiva, de la capacidad del ser humano en activarse para despojarse de los totalitarismos.

–Nunca creí que esas manifestaciones en el mundo árabe iban a inventar un nuevo mundo de un día para otro, ni pensé que esas revueltas proponían soluciones nuevas a los problemas planetarios. Pero lo que me asombró fue la reaparición de la generosidad del movimiento de masa, es decir, la posibilidad de actuar, de salir, de protestar, de pronunciarse independientemente del límite de los intereses inmediatos y hacerlo junto a personas de las que ya sabemos que no comparten nuestros intereses. Ahí encontramos la generosidad de la acción, la generosidad del movimiento de masa, tenemos la prueba de que ese movimiento es aún capaz de reaparecer y reconstituirse. Con todos sus límites, también tenemos un ejemplo semejante con el movimiento de los indignados. Lo que resulta evidente en todo esto es que están ahí en nombre de una serie de principios, de ideas, de representaciones. Desde luego, el proceso será largo. A mí me parece más interesante el movimiento de la primavera árabe que el de los indignados, porque ese movimiento tiene objetivos precisos, o sea, la desaparición de un régimen autocrático y el tema fundamental que es el horror ante la corrupción. La lucha contra la corrupción es un problema capital del mundo contemporáneo. En los indignados hemos visto la nostalgia del viejo Estado providencia. Pero vuelvo a reiterar que lo interesante en todo esto es la capacidad de hacer algo en nombre de una idea, incluso si esa idea tiene acentos nostálgicos. Lo que a mí me interesa es saber si aún tenemos la capacidad histórica de actuar en el régimen de la idea y no simplemente según el régimen de la concurrencia o de la conservación. Eso es para mí fundamental. La reaparición de una subjetividad disidente, sean cuales fueren sus formas y sus referencias, me parece muy importante.

“La idea” es el eje rector de su filosofía. Desde una lectura más contemporánea, se tomó como un hecho ineluctable que la idea es un producto y no la plena relación humana. Sin embargo, en medio del híper liberalismo, del consumo, de la etiqueta de un precio puesto sobre cada cosa, incluido los sentimientos, de pronto surge el antídoto de la idea contra la materialidad del mercado.

–Algunos dirán que hay valores trascendentes, religiosos, y que es preciso someter al animal. Otros, al contrario, dirán: liberémonos de esos valores trascendentes, Dios ha muerto, vivan los apetitos salvajes. Pero entre ambas hay una solución intermediaria, dialéctica, que consiste en decir que, en la vida, a través de encuentros y metamorfosis, puede haber un trayecto que nos ligue a la universalidad. Eso es lo que yo llamo “una vida verdadera”, es decir, una vida que encontró al menos algunas verdades. Llamo idea a ese intermedio entre las verdades universales, digamos eternas para provocar un poco a los contemporáneos, y el individuo. ¿Qué es entonces una vida bajo el signo de la idea en un mundo como éste? Hace falta una distancia con la circulación general. Pero esa distancia no puede ser creada sólo con la voluntad, hace falta que algo nos ocurra, un acontecimiento que nos lleve a tomar posición frente a lo que pasó. Puede ser un amor, un levantamiento político, una decepción, en fin, muchas cosas. Allí se pone en juego la voluntad para crear un mundo nuevo que no estará a la orden del mundo tal como es, con su ley de circulación mercantil, sino por un elemento nuevo de mi experiencia. El mundo moderno se caracteriza por la soberanía de las opiniones. Y la opinión es algo contrario a la idea. La opinión no pretende ser universal. Es mi opinión y vale tanto como la de cualquier otro. La opinión se relaciona con la distribución de objetos y la satisfacción personal. Hay un mercado de las opiniones como hay un mercado de las acciones financieras. Hay momentos en que una opinión vale más que otra, después esa opinión quiebra como un país. Estamos en el régimen general del comercio de la comunicación en el cual la idea no existe. Incluso se sospecha de la idea y se dirá que es opresiva, totalitaria, que se trata de una alienación. ¿Y por qué ocurre esto? Pues simplemente porque la idea es gratis. A diferencia de la opinión, la idea no entra en ningún mercado. Si defendemos nuestra convicción, lo hacemos con la idea de que es universal. Esa idea es entonces una propuesta compartida, no se la puede poner en venta en el mercado. Pero, como con todo lo que es gratis, la idea está bajo sospecha. Se pregunta: ¿cuál es el valor de lo que es gratis? Justamente, el valor de lo gratis es que no tiene valor en el sentido de los intercambios. Su valor es intrínseco. Y como no se puede distinguir la idea del precio del objeto, la única existencia de la idea está en una suerte de fidelidad existencial y vital a la idea. La mejor metáfora la encontramos en el amor. Si queremos profundamente a alguien, ese amor no tiene precio. Hay que aceptar el sufrimiento, las dificultades, el hecho de que siempre hay una tensión entre lo que deseamos inmediatamente y la respuesta del otro. Es preciso atravesar todo esto. Cuando estamos enamorados se trata de una idea, y eso es lo que garantiza la continuidad de ese amor. Para oponerse al mundo contemporáneo se puede actuar en política, pero no es todo: estar cautivado completamente por una obra de arte o estar profundamente enamorados es como una rebelión secreta y personal contra el mundo contemporáneo.

Es casi una broma adelantar que el sistema liberal está en crisis. Para usted, ¿en qué fase se encuentra el capitalismo? No está derrotado, desde luego, pero la crisis lo golpeó.

–El capitalismo es un sistema de robo planetario exacerbado. Se puede decir que el capitalismo es un orden democrático y pacífico, pero es un régimen de depredadores, es un régimen de bandidismo universal. Lo llamo bandidismo de manera objetiva: llamo bandido a cualquiera que considere que la única ley de su actividad es el provecho. Pero un sistema como éste que, por un lado, tiene la capacidad de extenderse y, por el otro, de desplazar su centro de gravedad, es un sistema que está lejos de encontrarse moribundo. No hay que creer que, porque estamos en una crisis sistémica, nos encontramos al borde del hundimiento del capitalismo mundializado. Si creemos eso sería ver las cosas a través de la pequeña ventana de Europa. Creo que hay dos fenómenos que están entrelazados. El primero es el hundimiento de la segunda etapa de la experiencia comunista, el hundimiento de los Estados socialistas. Este hundimiento abrió una enorme brecha para el otro término de la contradicción planetaria que es el capitalismo mundializado. Pero también le abrió nuevos espacios de tensiones materiales. El desarrollo capitalista de países de la talla de China, de la India, así como la recapitalización de la ex Unión Soviética, tiene el mismo papel que el colonialismo en el siglo XIX. Abrió espacios gigantes de despliegue, de clientela y de nuevos mercados. Estamos ahora ante ese fenómeno: la mundialización del capitalismo que se hizo potente y se multiplicó por la extenuación de su adversario histórico del precedente período. Este fenómeno lleva a que, por primera vez en la historia de la humanidad, se pueda hablar realmente de un mercado mundial. Ese es un primer fenómeno. El segundo es el desplazamiento del centro de gravedad. Estoy convencido de que las antiguas figuras imperiales, la vieja Europa por ejemplo, la cual pese a su arrogancia tiene una cantidad considerable de crímenes para hacerse perdonar, y los Estados Unidos, pese al hecho de que aún ocupan un lugar muy importante, son en realidad entidades capitalistas progresivamente decadentes y hasta un poco crepusculares. En Asia, en América latina, con la dinámica brasileña, e incluso en algunas regiones de Medio Oriente, vemos aparecer nuevas potencias. Son nuevos centros de gravedad. El sistema de la expansión capitalista llegó a una escala mundial al mismo tiempo que el sistema de las contradicciones internas del capitalismo modifica su geopolítica. Las crisis sistémicas del capitalismo –hoy estamos en una grave crisis sistémica– no tienen el mismo impacto según la región. Tenemos así un sistema expansivo con dificultades internas.

Pero esos nuevos polos se desarrollan según el mismo modelo.

–Sí, y no creo que esos nuevos polos introduzcan una diferenciación cualitativa. Es un desplazamiento interno al sistema que le da margen de maniobra.

Ahora llegamos a Marx, mejor dicho a los dos Marx: el Marx marxista y el Marx de antes del marxismo. Usted reivindica plenamente la figura y la obra de Karl Marx. ¿Cuál de los dos prefiere usted: el Marx marxista o el que precede al marxismo?

–Marx y marxismo tienen significados muy distintos. Marx puede significar el intento de un análisis científico de la historia humana con los conceptos fundamentales de clase y de lucha de clases, y también la idea de que la base de las diferentes formas que adquirió en el curso de la historia la organización de la humanidad es la organización de la economía. En esta parte de la obra de Marx hay cosas muy interesantes como, por ejemplo, la crítica de la economía política. Pero también hay otro Marx que es un Marx filósofo, es un Marx que viene después de Engels y que intenta mostrar que la ley de las cosas hay que buscarla en las contradicciones principales que pueden percibirse dentro de las cosas. Es el pensamiento dialéctico, el materialismo dialéctico. En lo concreto, hay una base material de todo pensamiento y éste se desarrolla a través de sistemas de contradicción, de negación. Este es el segundo Marx. Pero también hay un tercer Marx, que es el Marx militante político. Es un Marx que, en nombre de la idea comunista, indica lo que hay que hacer: es el Marx fundador de la primera Internacional, es el Marx que escribe textos admirables sobre la Comuna de París o sobre la lucha de clases en Francia. Hay por lo menos tres Marx y el Marx que a mí más me interesa, incluso reconociendo el mérito inmenso de todos los Marx, es el Marx que intenta ligar la idea comunista en su pureza ideológica y filosófica a las circunstancias concretas. Es el Marx que se pregunta qué camino puede encontrarse para organizar a la gente políticamente a fin de que se oriente hacia la idea comunista. Hay ideas fundamentales que fueron experimentadas y que aún permanecen, y en cuyo centro encontramos la convicción según la cual nada ocurrirá mientras una fracción significativa de los intelectuales no acepte estar orgánicamente ligada a las grandes masas populares. Ese punto está totalmente ausente hoy en varias regiones del mundo. En Mayo del ’68 y en los años ’70, este punto fue abandonado. Hoy pagamos el precio de ese abandono que significó la victoria completa y provisoria del capitalismo más brutal. La vida concreta de Marx y de Engels consistió en participar en las manifestaciones en Alemania e intentar crear una Internacional. ¿Y qué era la Internacional? Pues la alianza de los intelectuales con los obreros. Por ahí se empieza siempre. Yo llamo entonces a que comencemos de nuevo: por un lado con la idea comunista y, por el otro, con un proceso de organización bajo esta idea que, evidentemente, tomará en cuenta el conjunto del balance histórico pero que, en cierto sentido, tendrá que empezar de nuevo.

Si tomamos en cuenta las revoluciones árabes, las crisis del sistema financiero internacional, el colapso ecológico y el poderío de las oligarquías, ha habido muchos trastornos en el último cuarto de siglo. Bajo el flujo de esta avalancha, muchas cosas cambiaron en el mundo. Pero, ¿cuál fue, según usted, la transformación íntima del ser humano en este período? ¿Cuál ha sido la dosis de inocencia que perdimos?

–Lo que cambió más profundamente es la división subjetiva. Las elecciones fundamentales a las que estuvieron confrontados los individuos durante el primer período estaban aún dominadas por la idea de la alternativa entre orientación revolucionaria y democracia y economía de mercado. Dicho de otra forma, estábamos en la constitución del debate entre totalitarismo y democracia. Ello quiere decir que todo el mundo estaba bajo el influjo del balance de la experiencia histórica del siglo XX. A escala mundial, esta discusión, que adquirió formas distintas según los lugares, se focalizó en cuál podría ser el balance de este siglo XX. ¿Acaso hay que condenar definitivamente las experiencias revolucionarias? ¿O acaso hay que abandonarlas porque fueron despóticas, violentas? En este sentido, la pregunta era: ¿debemos o no unirnos a la corriente democrática y entrar en la aceptación del capitalismo como un mal menor? La eficacia del sistema no consistió en decir que el capitalismo era magnífico sino que era el mal menor. En realidad, aparte de un puñado de personas, nadie piensa que el capitalismo es magnífico. Hace 20 años estábamos en ese contexto, o sea, la reactivación de una filosofía inspirada por la moral de Kant. O sea, no había que tener grandes ideas de transformación política voluntaristas porque ello nos conduce al terror y al crimen: lo que había que hacer era velar por una democracia pacificada dentro de la cual los derechos humanos estarían protegidos. Hoy, esta discusión está terminada, y está terminada porque todo el mundo ve que el precio pagado por esa democracia pacificada es muy elevado. Todo el mundo toma conciencia de que se trata de un mundo violento, pero con otras violencias, que la guerra sigue rondando todo el tiempo, que las catástrofes ecológicas y económicas están a la orden del día y que, encima, nadie sabe a dónde vamos. ¿Podemos acaso imaginar que esta ferocidad de la concurrencia y esta constante sumisión a la economía de mercado duren aún durante varios siglos? Todo el mundo siente que no, que se trata de un sistema patológico. Se ha revelado que este sistema, al que nos presentaron como un sistema moderado, sin dudas en nada formidable pero mejor que todo lo demás, es un sistema patológico y extremadamente peligroso. Esa es la novedad. No podemos tener más confianza en el futuro de esta visión de las cosas. Estamos en una fase de intervalo, incierta. Se introdujo la hipótesis de una suerte de humanismo renovado al que podríamos llamar un humanismo de mercado, el mercado pero humano. Creo que esa figura, que sigue vigente gracias a los políticos y a los medios, ha muerto. Es como la Unión Soviética: estaba muerta antes de morir. Creo que, en condiciones diferentes y en un universo de guerra, de catástrofes de competencia y de crisis, esta idea del capitalismo con rostro humano y de la democracia moderada ya ha muerto. Ahora será necesario no ya arbitrar entre dos visiones constituidas sino inventar una.

¿De esa ambivalencia proviene tal vez la sensación de que las jóvenes generaciones están como perdidas, sin confianza en nada?

–Eso es lo que siento en la juventud de hoy. Siento que la juventud está completamente inmersa en el mundo tal como es, no tiene idea de otra alternativa, pero al mismo tiempo está perdiendo confianza en este mundo, está viendo que, en realidad, este mundo no tiene porvenir, carece de toda significación para el porvenir. Creo que estamos en un período donde las propuestas de ideas nuevas están al orden del día, incluso si una buena parte de la opinión no lo sabe. Y no lo sabe porque aún no llegamos al final de este agotamiento interno de la promesa democrática. Es lo que yo llamo el período intervalo: sabemos que las viejas elecciones están perimidas, pero no sabemos aún muy bien cuáles son las nuevas elecciones.

Aunque a los lectores les resulte sorprendente en un autor resueltamente político como usted, uno de sus libros más universalmente conocidos es sobre el amor. Se trata de una meditación de una conmovedora sabiduría. Para un filósofo comprometido con la acción política y cuyo pensamiento integra las matemáticas, la aparición del tema del amor es poco común.

–El amor es un tema esencial, una experiencia total. El amor está bajo la amenaza de la sociedad contemporánea. En el amor lo fundamental está en que nos acercamos al otro con la condición de aceptarlo en mi existencia de forma completa, entera. Eso es lo que diferencia al amor del interés sexual. El interés sexual se fija sobre lo que los psicoanalistas llamaron “los objetos parciales”, es decir, yo extraigo del otro emblemas fetiche que me interesan y suscitan mi excitación deseante. No niego la sexualidad, al contrario. La sexualidad es un componente del amor. Pero el amor no es eso. El amor es cuando estoy en estado de amar, de estar satisfecho y de sufrir y de esperar a propósito de todo lo que viene del otro: la manera en cómo viaja, su ausencia, su llegada, su presencia, el calor de su cuerpo, mis conversaciones con él, sus gustos compartidos. Poco a poco, la totalidad de lo que el otro es se vuelve un componente de mi propia existencia. Esto es mucho más radical que la vaga idea de preocuparme por el otro. Es el otro con la totalidad infinita que representa, y con quien me relaciono en un movimiento subjetivo extraordinariamente profundo.

¿En qué está el amor amenazado por los valores contemporáneos?

–Porque el amor es gratuito y, desde el punto de vista del materialismo democrático, injustificado. ¿Por qué habría de exponerme al sufrimiento de la aceptación de la totalidad del otro? Lo mejor sería extraer de él lo que mejor corresponde a mis intereses inmediatos y mis gustos y desechar el resto. El amor está amenazado porque se lo distribuye en rodajas. Observemos cómo se organizan las relaciones en esos portales de Internet, allí donde la gente entra en contacto: el otro ya está pre-cortado en rodajas, un poco como la vaca en las carnicerías. Sus gustos, sus intereses, el color de sus ojos, si tiene los cabellos largos o cortos, es grande o pequeño, es amarillo o negro. Vamos a tener unos 40 criterios y al final de ellos vamos a decirnos: esto es lo que compro. Eso es todo lo contrario al amor. El amor es justamente cuando, en cierto sentido, no tengo ni la menor idea de lo que estoy comprando.

Y frente a esa modalidad competitiva de las relaciones, usted proclama que el amor debe ser reinventado para defendernos, que el amor debe reafirmar su valor de ruptura y de locura.

–El amor debe reafirmar el hecho de que está en ruptura con el conjunto de las leyes ordinarias del mundo contemporáneo. El amor debe ser reinventado como valor universal, como relación a la alteridad, a aquello que no soy yo. El amor implica una generosidad que es obligatoria. Si yo no acepto la generosidad, tampoco acepto el amor. Hay una generosidad amorosa que es inevitable, estoy obligado a ir hacia el otro para que la aceptación del otro en su totalidad pueda funcionar.

La política no está muy alejada de todo esto. Para usted, en la acción política hay una dimensión del amor.

–Sí, incluso puede resultar peligroso. Si buscamos una analogía política del amor diría que, al igual que en el amor donde la relación con una persona tiene que constituir su totalidad existencial como componente de mi propia existencia, en la política auténtica es preciso que haya una representación entera de la humanidad: en la política verdadera, que también es un componente de la verdadera vida, hay necesariamente esa preocupación, esa convicción según la cual estoy ahí en tanto que representante y agente de toda la humanidad. Igual que en el amor, donde mi preocupación, mi propuesta, mi actividad, están ligadas a la existencia del otro en su totalidad. Creo que el proyecto de pareja puede ser un arma contra los valores corrientes si no se disuelve, si no se metamorfosea en un proyecto que terminaría siendo en el fondo la acumulación de los intereses de unos y otros. No hay que perder el rumbo de nuestra experiencia. No hay que ceder. El mundo se recrea a partir de la experiencia amorosa. De esa forma salvaremos la idea y sabremos qué es exactamente la felicidad. No soy un asceta. No estoy por el sacrificio. La construcción amorosa es la aceptación conjunta de un sistema de riesgos y de invenciones.

Usted también introduce una idea peculiar y maravillosa: debemos hacer todo para preservar lo excepcional que nos ocurre.

–Ahí está el sentido completo de la vida verdadera. Una vida verdadera se plasma cuando aceptamos los regalos peligrosos que la vida nos hace. La existencia nos hace regalos pero, la mayor parte de las veces, estamos más espantados que felices por esos regalos. Creo que aceptar eso que nos ocurre y que parece raro, extraño, imprevisible, excepcional, que sea el encuentro con una mujer, o sea Mayo del ’68, aceptar eso y las consecuencias de ello, eso es la vida. Eso es la verdadera vida. (Tomado de Página 12)

 

Riveiro Coello, Olga Novo, Martínez de Pisón y Tomás Segovia, Premios de la Cr

http://www.lavozdegalicia.es/noticia/ocioycultura/2012/04/22/riveiro-coello-olga-novo-martinez-pison-tomas-segovia-premios-critica/0003_201204G22P45992.htm

 Isto se que é unha festa en toda regra, e polo menos dous amigos magníficos xuntos, unidos polo recoñecemento publico dunhas voces poéticas diferenciadas, xenerosas, desde onde se escoitan todas as voces, todos os ecos, todos os silencios, dous tradutores do silencio das cousas que nos enchen de delicadeza e lucidez o corazón e fannos infatigables na hora de sobrevivir a tanta mediocridade, ante tanta mezquindad como a que o Poder exhibe. As dúas, a Tomas lle encantaria esta compañia, compartímolos en Ferrol. O CLUB DE LECTURA DA BIBLIOTECA DE FERROL, asi como a SEMANA SALVAXE QUE NESTA CIDADE DECIMADA, IMOS A Celebrar POR QUINTO ANO CONSECUTIVO, sentímonos orgullosos de recoñecerlles polo tacto das súas voces. Un abrazo grande e felicidades, aos tres, e a ti, Olga, compartir cunha simpatia indicible tan xusto recoñecemento.Un biko e aqui sempre che esperamos.

 

 

Riveiro Coello, Olga Novo, Martínez de Pisón y Tomás Segovia, Premios de la Crítica

 

Riveiro Coello, Olga Novo, Martínez de Pisón y Tomás Segovia, Premios de la Crítica

 

X. fraga

redacción /la voz  22 de abril de 2012 05:09

Los críticos literarios españoles se reunieron ayer en Segovia para fallar sus premios anuales, que en el apartado de gallego recayeron en Laura no deserto (Galaxia), de Antón Riveiro Coello, y Cráter (Toxosoutos), de Olga Novo, en las modalidades de narrativa y poesía, respectivamente. Laura no deserto es una novela larga en extensión y ambición, en la que Riveiro Coello recorre escenarios tan distantes entre sí como Barcelona, Galicia y Nueva York, para hilvanar una historia que abarca varias décadas y que recrea las vicisitudes de un grupo de personas cuyas vidas quedan marcadas por la Guerra Civil y los años posteriores. Estructurada sobre a su vez sobre cuatro libros, una de sus partes puede leerse como una obra casi independiente que se acerca al tema del holocausto judío y los campos de exterminio nazis.

Por su parte, en Cráter Olga Novo profundiza en su concepción poética basada en el espíritu libertario, el erotismo y las pasiones vitales en conjunción con un apego telúrico. Los versos que dan forma al libro, con prólogo de Carmen Blanco, nacen de distintas vivencias, como pueden ser el abandono del rural gallego o viajes a la Bretaña francesa o la ciudad italiana de Pompeya.

En lengua española el premio de narrativa fue para El día de mañana (Seix Barral), de Ignacio Martínez de Pisón, una novela que reconstruye la transformación de un emigrante en la Barcelona de la posguerra en un delator de la Brigada Social del franquismo. Contada a través de los testimonios parciales de quienes trataron al protagonista, la novela se extiende hasta los años de la transición y se enriquece con los múltiples puntos de vista e historias personales de los narradores. El día de mañana ya había recibido el premio al Libro Europeo que concede la UE y el Ciutat de Barcelona.

A Tomás Segovia el premio le ha llegado póstumamente, ya que falleció el año pasado, pocos meses después de publicar Estuario (Pre-Textos). En sus versos el escritor anticipa su propia muerte, en un tono que mezcla ironía y elegía.

En lengua catalana los distinguidos fueron Jaume Cabré, autor de Jo confesso, y Perejaume, con el poemario Pagèsiques. En euskera, Harkaitz Cano ganó el premio de narrativa Twist, mientras que en poesía el galardón fue para Aritz Gorrotxategi, autor de Hariaz Beste.

los galardonados

Premiado por su novela de largo aliento «Laura no deserto»

«Cráter», un poemario marcado por el espíritu libertario y el erotismo

En «El día de mañana» relata la vida de un delator del franquismo

Galardonado póstumamente por los poemas de «Estuario»

 

 

El Rey está desnudo | Cultura | EL PAÍS

http://cultura.elpais.com/cultura/2012/04/11/actualidad/1334167187_822254.html

Y para rematar por el momento el asunto GÜNTER GRASS, es decir el asunto de la hipocresia como estado permanente del saqueador, Juan Cruz escribe algo a lo que no cabe ponerle adjetivo. No se sabe si dice arre o so, siendo el burro el bien pensante, que nos enferma-

Y dice “pero a la vista de la reprimenda universal”…Pero quien le ha echado reprimenda alguan a Grass? Le han crucificado los de siempre, y unos cuantos nos hemos pronunciado, no a su favor sino coincidentes con su actitud de libertad absoluta sin tener en cuenta el “que diran los que nos adminsitran la vida”

Aqui el articulo y el poema, una vez mas para que lo lea la persona de buena voluntad:

“Es como si Grass señalara la luna, o como si dijera que el Rey está desnudo cuando muchísima gente renuncia a mirar la luna o como si todo el mundo pensara que el Rey está ricamente vestido. El debate no es pues la luna ni el vestido, sino el dedo y el niño, y contra el dedo han ido. El propio Grass ha dicho, después de publicar sus tan polémicos versos, que quizá en vez de decir “Israel” en el poema tenía que haber hablado del Gobierno de Israel. Sin duda hubiera hecho bien el viejo poeta. Pero a la vista de la reprimenda universal que ha recibido por advertir que ve un peligro donde otros lo ven solo a él desnudo y con Hitler seguramente el diapasón de los ataques no hubiera bajado demasiados decibelios.

Se trata de que no hable, nunca. Por mal poeta, por hablar a destiempo, por no darse cuenta de que una vez cometido un error, ya es erróneo hasta respirar.”

EL ARTICULO COMPLETO

El POema, pues un poema es:

Por qué guardo silencio, demasiado tiempo,
sobre lo que es manifiesto y se utilizaba
en juegos de guerra a cuyo final, supervivientes,
solo acabamos como notas a pie de página.
Es el supuesto derecho a un ataque preventivo
el que podría exterminar al pueblo iraní,
subyugado y conducido al júbilo organizado
por un fanfarrón,
porque en su jurisdicción se sospecha
la fabricación de una bomba atómica.
Pero ¿por qué me prohíbo nombrar
a ese otro país en el que
desde hace años —aunque mantenido en secreto—
se dispone de un creciente potencial nuclear,
fuera de control, ya que
es inaccesible a toda inspección?
El silencio general sobre ese hecho,
al que se ha sometido mi propio silencio,
lo siento como gravosa mentira
y coacción que amenaza castigar
en cuanto no se respeta;
“antisemitismo” se llama la condena.
Ahora, sin embargo, porque mi país,
alcanzado y llamado a capítulo una y otra vez
por crímenes muy propios
sin parangón alguno,
de nuevo y de forma rutinaria, aunque
enseguida calificada de reparación,
va a entregar a Israel otro submarino cuya especialidad
es dirigir ojivas aniquiladoras
hacia donde no se ha probado
la existencia de una sola bomba,
aunque se quiera aportar como prueba el temor…
digo lo que hay que decir.
¿Por qué he callado hasta ahora?
Porque creía que mi origen,
marcado por un estigma imborrable,
me prohibía atribuir ese hecho, como evidente,
al país de Israel, al que estoy unido
y quiero seguir estándolo.
¿Por qué solo ahora lo digo,
envejecido y con mi última tinta:
Israel, potencia nuclear, pone en peligro
una paz mundial ya de por sí quebradiza?
Porque hay que decir
lo que mañana podría ser demasiado tarde,
y porque —suficientemente incriminados como alemanes—
podríamos ser cómplices de un crimen
que es previsible, por lo que nuestra parte de culpa
no podría extinguirse
con ninguna de las excusas habituales.
Lo admito: no sigo callando
porque estoy harto
de la hipocresía de Occidente; cabe esperar además
que muchos se liberen del silencio, exijan
al causante de ese peligro visible que renuncie
al uso de la fuerza e insistan también
en que los gobiernos de ambos países permitan
el control permanente y sin trabas
por una instancia internacional
del potencial nuclear israelí
y de las instalaciones nucleares iraníes.
Solo así podremos ayudar a todos, israelíes y palestinos,
más aún, a todos los seres humanos que en esa región
ocupada por la demencia
viven enemistados codo con codo,
odiándose mutuamente,
y en definitiva también ayudarnos.

Traducción de Miguel Sáenz. El texto original en alemán se publica hoy en el diarioSüddeutsche Zeitung.

 

GUANTANAMO, SIEMPRE Guantánamo, RECORDATORIO INSOMNE

Wikileaks: Un cable olvidado sobre Guantánamo

Djamel Ameziane: El infierno de la Base Naval de Guantánamo

Posted on 7 abril, 2012 
Miguel Fernández Martínez*

Más de una década le tomó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para impugnar por primera vez al gobierno de Estados Unidos a favor del argelino Djamel Ameziane, uno de los prisioneros de la Base Naval norteamericana de # Guantánamo.

Tanto tiempo después, la CIDH , de cuestionable credibilidad y con un largo historial de injerencia en asuntos internos de Latinoamérica, junto al Centro de Derechos Constitucionales (CCR por sus siglas en inglés) y el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) decidieron solicitar a la Casa Blanca poner fin al injusto cautiverio de Ameziane.

Encerrado por más de 10 años, sin cargos y sin derecho a un juicio justo, se interpuso un recurso de habeas corpus ante la flagrante violación de sus más elementales derechos humanos.

Tanto la CIDH como el CEJIL, con oficinas en Washington y vinculadas estrechamente a la controvertida Organización de Estados Americanos (OEA), unieron sus fuerzas con el CCR, una organización con sede en New York y fundada en 1966 por abogados que representaban a los movimientos de derechos civiles, para sacar a la luz el caso del injusto encierro de Ameziane.

Según el dictamen emitido en los últimos días de marzo, la Comisión ejercerá su jurisdicción sobre el caso de este hombre confinado en Guantánamo, y resaltó que no hay ningún recurso interno efectivo para las víctimas de detenciones injustas y otros abusos en la base.

Revisará minuciosamente además, el fracaso del gobierno de Estados Unidos por no transferir a Ameziane, ni a ningún otro detenido en Guantánamo durante este último año.
La denuncia reconoce que es el periodo de tiempo más largo sin una transferencia desde que la ilegal prisión se abrió en enero de 2002, lo que constituye una violación del Derecho Internacional.

Los demandantes reiteraron además la necesidad de revisar las medidas relacionadas con la aplicación de la Ley de Autorización de Defensa Nacional, firmada por Barack Obama el 31 de diciembre de 2011, que autoriza la detención indefinida de los arrestados y restringe su transferencia desde Guantánamo.

El argelino Ameziane es un refugiado que abandonó su país a comienzos de los años noventas, huyendo de la guerra civil. Vivió en Austria y Canadá, trabajando como chef de cocina, hasta que se le negó el refugio permanente.

Temiendo ser deportado a Argelia, se trasladó a Afganistán, poco antes de la invasión de Estados Unidos, en octubre de 2001.

Como otros miles de refugiados, escapó a Pakistán para huir de la guerra, pero fue detenido y vendido a las fuerzas estadounidenses a cambio de una recompensa, y trasladado al territorio ocupado arbitrariamente por Estados Unidos en Cuba.

Ahora, teme ser devuelto a su país de origen, ante la posibilidad de ser perseguido debido a su etnia bereber y su condición de detenido de Guantánamo. La administración de Obama repatrió forzosamente a dos argelinos y no quiere correr la misma suerte.
Ameziane tiene la esperanza de que otro país lo reciba, quizás donde pueda usar sus conocimientos de francés, inglés o alemán, siempre que sea un lugar seguro. Pero mientras, seguirá pendiente a una decisión de la Casa Blanca para recuperar su libertad.
Refiriéndose al caso del argelino, el abogado principal del CCR, J. Wells Dixon, declaró que “las detenciones indefinidas en Guantánamo no terminarán a menos que la comunidad internacional ofrezca hogares seguros a los hombres que no pueden retornar a sus países de origen por temor a ser torturados o perseguidos.”

El caso de Djamel Ameziane quizás ayude a conocer más a fondo la realidad oculta tras las alambradas de la base naval estadounidense.

La decisión del entonces presidente George W. Bush, propició el hacinamiento en sus barracas de más de 800 prisioneros procedentes de 42 países, bajo la acusación de pertenecer a la organización terrorista Al Qaeda y a los grupos extremistas talibanes.
Aún se mantiene un limbo jurídico sobre la suerte de 171 presos, a quienes se les priva de toda opción legal para defender sus derechos, violados impunemente por Estados Unidos.
Como una mancha imborrable para su carrera política, quedará la promesa incumplida por el presidente Obama, de cerrar la prisión militar de Guantánamo, con lo que sedujo a millones de votantes en 2008.

Las instalaciones carcelarias en la zona ocupada de Guantánamo están consideradas como las más costosas del mundo, retumbando en el bolsillo de los contribuyentes estadounidenses a razón de unos 800 mil dólares anuales por cada cautivo.
Según datos publicados por el diario The Bellingham Herald, esta cantidad de dinero constituye 30 veces el costo de mantener a un reo en las prisiones federales.

Muchas voces han clamado durante estos 10 años porque se ponga fin al infierno de Guantánamo, después de que innumerables denuncias corroboraron que en sus instalaciones se tortura a los prisioneros y se violan sus derechos humanos al aplicar el confinamiento solitario. Las evidencias acumuladas contra los procedimientos empleados por los carceleros norteamericanos son impresionantes.

Informes de la Cruz Roja Internacional y documentos filtrados del Buró Federal de Investigaciones, reconocieron el uso de torturas basadas en tácticas de coerción física y psicológica.

También se conocen casos de presos obligados a vivir en régimen de incomunicación bajo custodia secreta durante varios años.

Se han denunciado alimentaciones forzosas a prisioneros en huelga de hambre e interrogatorios llevados a cabo tras confinamientos en condiciones extremas de temperatura, luz y ruido, vejaciones y dolor humano para conseguir una confesión.

Se reclama que la CIDH , además de contribuir a liberar a esos hombres privados de sus derechos, consiga alguna vez sentar a Estados Unidos en el banquillo de los acusados, mientras que el mundo y la justicia continúan esperando.

* Periodista de la Redacción Norteamérica de Prensa Latina.

Tomado del sitio digital de Prensa Latina. Blog del autor 

 

Carta del anciano que se suicidó en Atenas: Algún día los jóvenes cogerán l

Carta del anciano que se suicidó en Atenas: Algún día los jóvenes cogerán las armas y colgarán a los traidores

Dimitris Christoulas

 

Grecia: Carta de la hija de Dimitris Christoulos

 

La nota manuscrita de mi padre no deja lugar a dudas. Él fue un activista de izquierdas durante toda su vida, un visionario desinteresado…

 

Este acto específico de su propio final es un acto político consciente, totalmente coherente con sus creencias y acciones durante su vida. En nuestro país, Grecia, están matando lo evidente.

Para algunos, para “los hijos rebeldes de la quimera”, en esta situación, el suicidio parece ser el acto obvio, no como una salida, sino como un grito despertando.

Por esta razón, esto (el suicidio) toma otro significado, el significado de aquella primera canción que cantamos juntos, en el concierto de nuestro querido Mikis (Theodorakis), en 1975, la canción que siempre cantamos en nuestras propias celebraciones y para nuestra propia muerte… Ve a dormir padre me estoy dirigiendo a mis hermanos y hermanas con tu voz.

Esta es la única cosa que soñaste para la juventud y creo que lo has conseguido. En el sitio en el que caiste hay una nota de un joven: “El nombre del muerto hoy es Democracia… Pero hay 11 millones que seguimos vivos y nuestro nombre es Resistencia”.

El original en inglés puede encontrarse aquí.

 

La carta de #Dimitris Christoulas

Esta es parte de la carta encontrada en los bolsillos del anciando que puso fin a su vida en plena vía pública frente al parlamento griego:

“El Gobierno de Tsolakoglou ha aniquilado toda posibilidad de supervivencia para mí, que se basaba en una pensión muy digna que yo había pagado por mi cuenta sin ninguna ayuda del Estado durante 35 años. Y dado que mi avanzada edad no me permite reaccionar de otra forma (aunque si un compatriota griego cogiera un kalashnikov, yo le apoyaría) no veo otra solución que poner fin a mi vida de esta forma digna para no tener que terminar hurgando en los contenedores de basura para poder subsistir.

 

Creo que los jóvenes sin futuro cogerán algún día las armas y colgarán boca abajo a los traidores de este país en la plaza Syntagma, como los italianos hicieron con Mussollini en 1945″.

 

Son las últimas palabras de Dimitris Christoulas, el jubilado de 77 años que ayer ponía fin a su vida pegándose un tiro ante el Parlamento griego, agobiado por las dificultades económicas por las que atravesaba.

En su carta de suicidio habla del Gobierno de Tsolakoglou, primer ministro colaboracionista que gobernó el país durante la ocupación por los nazis, en clara referencia al actual Gobierno de #Lucas Papademos.

Christoulas era un jubilado enfermo de cáncer, casado y con una hija que había vendido la farmacia que regentaba en 1994 y que, por lo que explica en su carta, vivía de una pensión que él mismo había pagado sin ninguna ayuda del Estado.

Read more: http://oposicionpinera.net/post/20608099912#ixzz1rMBm66Gl

 

Serios disturbios en Grecia tras suicidio de anciano por recortes económicos

El suicido de un anciano griego jubilado en protesta por las dudas medidas de austeridad aprobadas por el gobierno desató fuertes disturbios en la noche del miércoles en la plaza Syntagma, en el centro de Atenas, informaron hoy la radio y prensa locales.

La policía antidisturbios disparó gases lacrimógenos en su enfrentamiento con unos 1.500 manifestantes que lanzaron cócteles molotov y piedras ante el edificio del Parlamento a primera hora del jueves. Diez personas fueron detenidas y dos heridos fueron llevados al hospital, según fuentes oficiales.

Las protestas se produjeron horas después de que un farmacéutico jubilado de 77 años se suicidara con un disparo en la cabeza cerca de una salida de metro abarrotada de gente que se dirigía a trabajar en la misma plaza en la mañana del miércoles.

La televisión privada Skai señaló que el hombre dejó una nota en su bolsillo la que atribuía su decisión de quitarse a la vida a la crisis de deuda, alegando que no quería ser una lastra fiscal para sus hijos después de que el gobierno recortara su pensión. Aseguraba que el gobierno le había hecho imposible la supervivencia con una pensión a la que contribuyó durante 35 años.

“No encuentro otra solución que un fin digno antes de tener que revolver en la basura en busca de comida”, añadía el texto.

El caso conmocionó a la opinión pública. Cientos de personas dejaron flores y notas escritas clavadas en el árbol bajo el cual se suicidó.

El primer ministro griego, Lucas Papademos, y los líderes de los principales partidos que respaldan el gobierno de coalición lamentaron el incidente, pero destacaron que no de debía convertirse en un debate nacional.

“Las circunstancias exactas que llevaron a este hombre a poner fin a su vida no se conocen y creo que debemos permanecer calmados y mostrar respeto por los sucesos verdaderos”, dijo el portavoz del gobierno, Pantelis Kapsis.

En Grecia, los suicidios han aumentado en casi un 20 por ciento en los últimos dos años como resultado de los duros recortes que incrementaron el desempleo y la recesión económica. Hoy se esperan nuevas protestas.